A Caballito de otro shopping

A instancias del gobierno de la Ciudad, la Legislatura porteña está debatiendo, una vez más, la instalación de un nuevo shopping en el barrio de Caballito. Según comentan por los pasillos del Pasaje Roverano, parece que esta vez el PRO tiene chances de conseguir su aprobación en primera lectura.

Son muchas las críticas que se le pueden hacer a este proyecto. En esta oportunidad me interesa centrarme en una que, siendo relevante, suele no estar presente en el debate. Me refiero a la incidencia que ha tenido el canal de comercialización de los shopping sobre el precio final de los productos que se canalizan por este medio, por ejemplo la ropa.

Hace dos años, la Fundación Protejer publicaba un estudio sobre la formación del precio de la ropa que debería ser de lectura obligatoria para todos los legisladores antes de considerar el proyecto impulsado por el Grupo IRSA. Pero como siempre a esta altura del año se debaten muchos temas y a las apuradas, me permito hacer algunas puntualizaciones relevantes, para finalizar reproduciendo un cuadro que resume muy bien el problema.

De cualquier manera quien quiera leer el informe completo puede ingresar aquí http://www.fundacionprotejer.com/img/informes/formacion-precio-ropa_diciembre-2012.pdf

  1. El mercado de indumentaria es un caso emblemático de heterogeneidad estructural y abusos de posición dominante en la captación de la renta generada por la cadena productiva.
  2. El mercado está dividido en dos sectores: el  ABC1, con formalidad en la comercialización y elevados precios de venta, que corresponde aproximadamente al 20% del mercado; y el 80% restante de la producción abastecido por canales ilegales de producción y comercialización informal, con altos niveles de precariedad laboral.
  3. Entre 2003 y 2011, el persistente crecimiento del mercado nacional (el consumo global privado subió un 80% y las ventas en los shoppings, en valores constantes, treparon un 278%) combinado con una oferta que, en el rubro de la indumentaria, crecía aún más rápido (el producto de la industria de la confección se duplicó y las importaciones, medidas en toneladas, subieron un 486%) provocó un acelerado crecimiento de la demanda de locales comerciales.
  4. Los comerciantes del país buscaron aprovechar una oportunidad de captar grandes márgenes de beneficios a través de ventas de indumentaria a precios crecientes y abastecimiento a bajo costo (los precios de exportación de China y los países del sudeste asiático son sustancialmente inferiores a los promedios nacionales e internacionales y su gran incidencia en el comercio internacional niveló los precios generales a la baja).
  5. El costo de producción nacional de una prenda de marca apenas representa menos del 15% de su precio. A valores de septiembre de 2012, fabricar, por ejemplo, un jean en talleres formales costaba $87, y su precio podía llegar a los $600.
  6. En las sobrevaloradas superficies de los shoppings (espacio de venta indispensable para el éxito de una marca), la viabilidad del negocio depende cada vez más de la venta de bienes de alto valor, donde los determinantes de las decisiones de compra son el diseño y la marca.
  7. En el 2012, los costos de ocupación escalaron de tal manera que el costo de admisión, la “llave”, se abona por adelantado y es de entre 20 y 28 alquileres y debe pagarse con cada renovación. Las marcas deben pagar una comisión inmobiliaria (la percibe el propio shopping) del 6% sobre el total del contrato de 36 meses de alquiler. Las expensas, administradas por el shopping, en general, para un local de 100m2 costaban más de $20.000 mensuales y no eran auditables por las marcas. Asimismo, las marcas abonan un fondo de publicidad inicial que en ese entonces era de alrededor de $60.000 y un aporte adicional mensual del 15% sobre el valor del alquiler.
  8. Todas estas condiciones hacen que el canal de comercialización shopping representa para una marca de indumentaria el 32% del precio de venta final de sus productos, mientras que el costo de producción representa menos de la mitad: el 14,4%.
  9. Como reconocen los empresarios del sector, este aumento desproporcionado del costo de comercialización los ha obligado a reducir sus otros costes, sobre todo el de confección, ya sea a través de la importación o de la tercerización en talleres clandestinos, con el consecuente drama social que esto acarrea.

 No vamos a caer en el simplismo de asociar shopping con trabajo esclavo, pero a la luz de los resultados de este estudio, es oportuno cuestionarse la viabilidad de más shoppings en la Ciudad ya no sólo desde lo urbanístico sino también del modelo productivo que trae aparejado, en el que predomina el extractivismo del rentista sobre el productor y el trabajador.

(Este artículo fue publicado originalmente en www.nuevaciudad.info el 3/12/2014).